Se llama Petecuy. Lleva el nombre de un cacique poderoso de la vieja comarca indígena del Valle del Cauca. Así se llama el barrio del oriente caleño que de a poco sale de su violencia y de su estigma. Son cinco corporaciones que cambian la imagen de un barrio que antes era tenebroso, ahora la violencia se arrincona.
Más de 200 personas son beneficiadas gracias a una labor comunitaria para cambiar la realidad social. La demanda social del barrio Petecuy, se remonta a la falta de instituciones educativas, bibliotecas y lugares de esparcimiento en el barrio. Por lo que se busca suplir la ausencia del estado en la comunidad. En forma de protesta, la comunidad empieza a organizarse y crean cinco corporaciones en el sector I del barrio para reproducir un mensaje de transformación y empoderamiento ante el exterior.
Un total de 215 personas tomaron la decisión de unirse y transformar un barrio de violencia, por medio de actividades enfocadas al cambio social. En Biblioghetto, 45 personas han recibido el beneficio de aprender a leer, escribir e identificar el respeto y diálogo para con los demás. En Hakuna Matata son 42 integrantes que tienen la oportunidad de aprovechar su tiempo libre mientras desarrollan sus talentos y capacidad artística, varios jóvenes se convierten en ejemplo a seguir gracias a estas actividades e incentivan a los demás a tomar una decisión de cambio.
Así mismo, Guardianes de la Esperanza ha logrado que 35 jóvenes y 25 adultos cambien su manera de pensar y se concienticen por darle un mejor cuidado al medio ambiente. Finalmente, los Equipos de Fútbol: Club Deportivo Villa Real con 35 y Tejido Social 33, permitieron que la comunidad se uniera a un ambiente deportivo y desde esa perspectiva cambiar su realidad social, logrando así el fortalecimiento de su salud. Estas iniciativas tienen un propósito en común, por el que siguen trabajando día a día: lograr un Petecuy diferente.
Este es el grupo de jóvenes que lideran una de las iniciativas más representativas del barrio Petecuy. “Las muestras artísticas son sus herramientas fundamentales para actuar en contra de la violencia, prevenir embarazos a temprana edad y velar por la salud de las mascotas”, cuenta Ricardo León, fundador y director.
En 1999, nace Hakuna Matata con un grupo de zanqueros graduados por la Secretaría del Deporte y la Recreación, contribuyendo al trabajo con los niños, jóvenes y adolescentes a través del compromiso unánime con la parroquia. Cuyo objetivo era buscar la manera de que los jóvenes del barrio ocuparan su tiempo libre y pudieran expresarse, por medio del arte y la cultura, para ir poco a poco sacándolos de conflictos y malas decisiones.
Los integrantes de Hakuna, buscan a través de los testimonios y experiencias de vida, crear eco en los jóvenes y orientarlos a caminos libres de vandalismo, ayudando así al barrio a amortiguar los conflictos, ocupándolos y demostrándoles que hay una mejor manera de vivir.
“Empezamos con 8 integrantes, al día de hoy son 42 activos, cuando se convocan son 50 en total. Dos personas mostraron cambios: César y Fausto, ellos no son integrantes activos por el trabajo, pero mostraron mejoría y un cambio muy bueno. En los activos también muestran cambios, en cuanto a la manera de expresarse, de cómo tratan a las personas y cómo se sienten”, afirma Cleider Steven Torres, representante legal de Hakuna Matata.
Hakuna Matata le apuesta al arte como herramienta para construir un mejor barrio, una mejor ciudad y un mejor futuro. Cada año, como grupo social presentan obras teatrales, talleres, representaciones culturales que involucran a Clown, quienes también cuentan con la participación de los grupos de baile en cada cumpleaños del barrio.
Biblioghetto, aprendizaje permanente
Surge hace 12 años, a raíz de una fuerte ola invernal ocurrida en 2005, donde el río Cauca alcanzó su máximo nivel, afectando así al jarillón y gran parte del barrio Petecuy. Más de 200 niños quedaron hacinados en el barrio, por lo que el presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de su momento decidió convocar a Gustavo Gutiérrez y un grupo de jóvenes caracterizados por su proactividad.
Debido a esto, planearon y desarrollaron diversas actividades lúdicas y ocupacionales, cuyo objetivo era dejar un aprendizaje y suplir la necesidad educativa que se requería. Actividades como: torneos de fútbol, lecturas en voz alta, promoción de la escritura, campañas de recolección de útiles y ropa, incentivaron a los niños al aprovechamiento del tiempo libre.
La comunidad decidió agruparse y recobrar los espacios de tranquilidad del sector, por medio de más de 500 talleres de lectura y actividades de integración; obras de teatro, mimos, payasos, música, etc. Desarrolladas en la invasión Cinta Larga, el parque Nuevo Sol y la escombrera. Beneficiando a más de 2.000 personas en estado de vulnerabilidad.
Después de que el barrio se recuperó satisfactoriamente de la catástrofe, todo volvió a su normalidad. Pero los jóvenes y niños que participaron activamente, manifestaron a Gustavo Gutiérrez su deseo de continuar con las actividades, al verse beneficiados.
Meses después, Gustavo Gutiérrez y los jóvenes que fueron convocados anteriormente decidieron crear la corporación Biblioghetto, cuyo fin era lograr que la comunidad se involucrara y apropiara de las dinámicas creadas para romper con los problemas de este territorio.
Sin embargo, esta iniciativa no contaba con ningún apoyo económico y debían prestar libros en las bibliotecas públicas, para así poder leer en voz alta. Por esto, el libro es la herramienta principal para la corporación, debido a que, incentiva a la lectura y permite dar rienda suelta a la imaginación. “En Biblioghetto buscamos hacer de la lectura y la escritura derechos fundamentales para la sociedad”, cuenta Gutiérrez.
Biblioghetto durante sus 12 años de existencia se ha encargado de realizar ‘Marchas por la Paz’, ‘Partidos de Fútbol por la Paz’, ‘Pesebres por la Paz’ y su actividad más reciente, el ‘Ciclo paseo de la lectura’, cuyo objetivo consistía en recorrer las tres etapas del barrio en caravana con bicicletas, patines o caminado
con el fin de romper las fronteras invisibles, en este evento contaron con el acompañamiento de entidades como: Radio Tiempo, FEDEX, Policía Nacional, etc.
Gracias a la corporación, se ha logrado un Cambio Social donde un barrio afectado negativamente por la violencia, contaminación ambiental, riñas, pandillas, falta de fraternidad y solidaridad entre los habitantes y el abandono estatal, se ha vuelto un barrio que poco a poco ha ido transformando su imagen.
Debido a esto, “el objetivo de las actividades que se han implementado, consiste en resaltar a la población infantil y juvenil que los libros y la lectura son herramientas de transformación social, en las que se encuentra el conocimiento. Es decir, son las herramientas más poderosas para transformar un país, una sociedad, un barrio y la vida de cada uno”, afirma Gustavo Gutiérrez.
Los guardianes por el medio ambiente
Fue creado hace 10 años por Beatriz Salinas de 69 años. Su mayor sueño era lograr que las personas entendieran la importancia del cuidado del medio ambiente. Para esto, empezó a implementar dinámicas de siembra y riega de plantas, jornadas de limpieza en las calles, campañas para el ahorro del agua y energía, entre otras.
“Guardianes de la Esperanza se desprendió de Biblioghetto, cuando nos dimos cuenta que las acciones colectivas en nuestro barrio podían ser exitosas. Detectamos compromiso en la comunidad, al preocuparse por transformar su realidad”, cuenta Beatriz Salinas.
Evitar la contaminación ambiental y tener el entorno en sus debidas condiciones: es una esperanza de paz y tranquilidad para preservar los recursos ambientales.
Constantemente invitan a la comunidad a asistir a las actividades en la que recuerdan los beneficios de cuidar el medio ambiente, cuyo objetivo es resaltar que, ahorrar energía, reducir la contaminación del aire y del ambiente o dejar de botar basuras en las calles, son algunas de las acciones que traen ventajas para vivir mejor, en un mundo más saludable y con un aire más limpio.
Por el fútbol se hace camino al andar
El Club Deportivo Villa Real y la Corporación Tejido Social son propuestas de diferentes categorías, desde los más chicos hasta jóvenes, buscan la manera de que sus integrantes eviten los malos caminos y aprovechen su tiempo libre.
Desde hace 9 años, en la cancha de Petecuy I, un grupo de entrenadores profesionales y empíricos brindan la oportunidad para que los jóvenes del sector, con ganas de formarse como deportistas, se unan y trabajen para conseguirlo. En un horario de 3:00 de la mañana hasta las 5:30 de la tarde.
“La falta de recursos económicos no son impedimento para practicar su deporte preferido, no tienen necesidad de llegar a una escuela profesional de fútbol, no necesitan de patrocinadores. Solamente necesitan ser ellos mismos, demostrar su talento y capacidades”, cuenta David Villa, su director.
Sus integrantes son pertenecientes a alguna de las tres etapas del barrio, lo cual logra romper con las fronteras invisibles por medio de la interacción deportiva de los jóvenes. Obteniendo reconocimiento de sus integrantes y dejando a un lado estereotipos sobre los demás, cambiando un arma por un balón. Corriendo detrás de un balón, en vez de una víctima para asaltar.
